Ni genio tecnológico ni magnate del petróleo: a finales de los 90 uno de los hombres más ricos era director de orquesta
En 2024, seis de las diez mayores fortunas del mundo lo son por haber fundado, dirigido o invertido en grandes empresas tecnológicas. No obstante, la tecnología no siempre ha sido el principal motor de riqueza.
A finales de los años 90 del siglo pasado, Paul Sacher, un director de orquesta austríaco se disputaba las primeras posiciones de la lista de mayores fortunas del mundo con Bill Gates o Warren Buffett. ¿Cómo llega un director de orquesta a convertirse en una de las personas más ricas del mundo? Digamos que, le sonó la flauta. Vamos por partes.
¿Quién es Paul Sacher?
Paul Sacher nació en 1906 en Basilea (Suiza), pero lejos de ser de familia adinerada, era hijo de un estibador de carga de la estación de tren de la ciudad. Dotado de un muy buen oído para la música, Sacher comenzó a tocar el violín a los 6 años. Esto le sirvió para conseguir dinero suficiente para pagarse los estudios dando clases de violín a otros niños.
Más adelante, estudió música en el Conservatorio de Basilea con el famoso director Felix Weingartner. Con solo 20 años, fundó la Orquesta de Cámara de Basilea, que amplió con un coro de cámara. La vocación formativa de Sacher continuó cuando fundó Schola Cantorum Basiliensis, en la que no solo se estudiaba cómo crear música con los instrumentos desde un punto de vista artístico, sino que se estudia e interpretaba la música en un sentido más amplio y académico.
En este punto, debemos hacer un inciso, porque, en realidad, por muy virtuoso que fuera Paul Sacher, sus escuelas de música no le iban a hacer millonario.
Uniendo los puntos
En la Suiza de finales del XIX, cuando una pareja se casaba, ambos adoptaban el apellido de su respectivo cónyuge, usando ambos los mismos apellidos. De ese modo, si Joseph Muller se casaba con Marlene Fischer, la pareja pasaba a llamarse Joseph Muller-Fischer y Marlene Muller-Fischer.
Dicho esto, en 1895 se casaron Fritz Hoffmann y Adele La Roche, por lo que el nuevo apellido de ambos pasaría a ser Hoffmann-La Roche. ¿Te suena? Si no lo hace, tal vez nombres como Valium, Lithium o Tamiflu sí te suenen un poco más.
Apenas un año después de casarse, los Hoffmann-La Roche fundan Roche, que se convertiría en una de las empresas farmacéuticas más grandes del mundo, con una capitalización bursátil de 212.620 millones de dólares, gracias a las patentes de medicamentos para el tratamiento del cáncer, VIH, tratamientos para la ansiedad o complementos vitamínicos.
Vale, ¿y eso que tiene que ver con un director de orquesta? Vamos a tirar de árbol genealógico.
Fritz Hoffmann-La Roche, fundador de la farmacéutica, murió en 1920. A su muerte, su hijo Emmanuel le sustituiría al frente de la compañía como legítimo heredero del negocio familiar. Poco después, Emmanuel Hoffmann se casaba con una artista llamada Maja Stehlin, y pronto iniciaron una enorme pinacoteca con obras de Max Ernst, Picasso, Joan Miró y Paul Klee.
La feliz pareja tuvo dos hijos llamados de Luc y Vera. Emanuel murió en 1932 a la edad de 36 años en un aparatoso accidente de tráfico, por lo que su esposa Maja tomó el relevo de su esposo al frente de la farmacéutica.
Maja, amante del arte, se volvió a casar en 1934 y, —oh, sorpresa — lo hacía con el talentoso director de una escuela de música de Basilea: Paul Sacher, que adoptó a Luc y Vera, los dos hijos que su esposa había tenido con Emmanuel Hoffmann.
El matrimonio con Maja convirtió a Paul Sacher en un hombre muy rico y pasó a formar parte del consejo de administración de la farmacéutica. Esos cuantiosos ingresos extra le permitieron desarrollar su pasión por la música y financió las actuaciones públicas de la Orquesta de Cámara de Basilea.
Tras la Segunda Guerra Mundial, Sacher adquirió una posición mayoritaria en la compañía, lo que lo convirtió en uno de los hombres más ricos del mundo. El millonario continuó combinando la gestión de la farmacéutica con su pasión por la música. En 1973, creó la Fundación Paul Sacher, que atesoró un importante fondo de manuscritos y obras musicales.
En la segunda mitad de los años 90 del siglo XX, con una revolución tecnológica en ciernes que encumbró a los primeros puestos de la lista de personas más ricas a nombres como Bill Gates, Paul Sacher, el director de orquesta convertido en CEO accidental de una gran farmacéutica, contaba con una fortuna personal valorada en 17.000 millones de dólares.
Sacher murió en su Basilea natal en 1999 a la edad de 93 años, siendo el hombre más rico de Europa y la quinta mayor fortuna del mundo, solo superado por Bill Gates, Warren Buffett, Paul Allen y Steve Ballmer.
Imagen | Wikimedia Commons (Ein Dao, Fundación Paul Sacher, Kurt Wyss), Roche
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La noticia Ni genio tecnológico ni magnate del petróleo: a finales de los 90 uno de los hombres más ricos era director de orquesta fue publicada originalmente en Xataka por Rubén Andrés .
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